jueves, 26 de noviembre de 2009

EL COCHE DE FRANCISCO



En la ultima de las tres casitas que hay en el camino del faro, que se llama
San Francisco, venia a veranear una familia de Sevilla, que era bastante importante, esta familia traían un chofer de nombre Francisco, y según me cuentan siempre estaba, como era normal, limpiando y preparando el coche por si tenia que salir con el.


Un año trajo un coche nuevo y para no tenerlo en la calle, alquilaron un garaje que estaba junto a lo que es hoy el Hotel Brasilia, ese garaje era un cuarto grande que antes había servido para meter las herramientas del campo y donde se granaba el maíz, así que lo prepararon y lo acondicionaron para meter el coche ese verano.


Un día llego Francisco de viaje y tal como dejo al señorito en su casa, le dijo.
Voy a meter el coche en el garaje puesto que ya hasta mañana no me va hacer falta, y no me fío no me lo vayan a arañar, algún niño, mas que nada el “Agustinito” eso era por mi, porque ya me conocía y sabia como las gastaba yo.


Así que cogio el coche y lo metió en el garaje, no sin antes mirar por donde andaba yo, puesto que siempre estaba alrededor de el y no se fiaba de mi ni un pelo, cuando metió el coche en el garaje y se fue para cerrar las puertas, escucho unos ruidos delante, entre el coche y la pared, y cuando se asomo se le puso la cara blanca como la nieve (según me cuentan la gente que lo vieron pues yo no me acuerdo), al verme sentado con un palo pequeño, dándole rascone al los faros del coche y no por lo que le hice al coche, si no que no se explicaba como había entrado yo, si el no me había visto por ningún lado. Me supongo que ese día me llevaría doble soba una por el susto que le di a Francisco, y otra por los arañones a los faros

2 comentarios:

MAMÉ VALDÉS dijo...

Hoy día un niño como fue tu caso estarías en un centro de acogida y su familiares en prisión por malos tratos después de tantas "sobas" como cuentas, y es que tu cabeza no dejaba por un solo instante de maquinar como tu bien dices una "hechuría", un saludo.

Adelaida Ortega Ruiz dijo...

¡Madre del amor hermoso!
Pero tú debías parecer la Santísima Trinidad... tres en uno.

jajajajajajaja

Y en cuento a lo que dice Mamé... pues hoy día a ti te llamarían "hiperactivo", pero entonces seguro que sólo eras un niño travieso... vamos más malo que once.

Yo me quedo con lo de antes, porque es más divertido y no hay que ir al psicólogo. je je.

Un beso.